domingo, 3 de abril de 2011

Jesús ora por ayuda


Puede resultar un tanto extraño el título de esta entrada.  Pero lo cierto es que la Biblia deja constancia de que Jesús oró al Padre en momentos en que su angustia y agonía eran realmente intensas.  En el Evangelio escrito por Mateo, se recogen las palabras que usó el Hijo de Dios:
"Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo" -Mateo 26.38-.  O si prefieres leerlo en la Nueva Versión Internacional, aquí está: "Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo".
No se trata de lenguaje figurado.  El sufrimiento de Cristo fue real.  Sus seguidores no pudieron acompañarle en tan difíciles momentos; le abandonaron. Y eso se entiende si lo pensamos de esta manera: estaban asustados; su Maestro había sido arrestado, sería juzgado injustamente y luego crucificado.  
Así que Jesús nos conoce y entiende perfectamente, por más excusas que pongamos -"estoy sol@"; "nadie me entiende"-.  Él tomó una sabia decisión: hablar con su Padre y someterse a su voluntad.
De haber estado allí con Jesús, ¿qué haríamos?  ¿Cómo habríamos actuado?  No creo que hubiésemos sido más atrevidos que los discípulos.  De todas maneras, Jesús no les reprochó a sus amigos esa actitud.  Él les conocía mejor que nadie, y podía entender lo que sentían.  Sufrió por amor.
La buena noticia es que Jesús no ha cambiado; y nadie mejor que Él conoce nuestro corazón, capaz de engañarnos a nosotros mismos.
Su llamado es para todos:"Ustedes viven siempre angustiados; siempre preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar " -Mateo 11.28, Traducción en Lenguaje Actual-.  
¿Lo escucharás?

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