domingo, 20 de noviembre de 2011

Un monólogo veraz.-



  



"¿Por qué te abates, oh alma mía (...)?  

Espera en Dios; porque aún he de alabarle (...)."
Salmo 42.5.-

En su libro Las buenas nuevas acerca de la preocupación, William Backus recomienda el "monólogo veraz".  Cuenta de Hester, quien deseaba pasar un tiempo con sus nietos en otra ciudad pero le daba miedo viajar en avión.  Al final terminó por decirse a sí misma: "Hester, estás más segura en un avión comercial que en un auto.  Si el avión se cae, lo único que sucederá
es que te depositará en el cielo.  Compra ese boleto y ponte en marcha."  A la larga, Hester abordó el avión y visitó a sus nietos.


El autor del Salmo 42 se embarcó en un monólogo similar.  Se encontraba en la parte norte del país y no podía ir al templo en Jerusalén donde anhelaba adorar a Dios con los demás.  La gente a su alrededor no compartía su vivo deseo y se burlaba de él.  Eso lo desalentó profundamente.  Pero en lugar de ceder a la desesperación, se dijo a sí mismo que las circunstancias cambiarían, y que Dios haría sentir Su presencia día y noche aún en la parte norte del país.  A medida que hablaba consigo mismo de las verdades del carácter de Dios, se fue animando y fortaleciendo.


Siempre que te encuentres deprimido, habla contigo mismo: "Dios me ama, me salvó, tiene el control de todo, y me llevará al cielo."  Un monólogo veraz es un antídoto útil para la depresión.


Henry G.  Bosch.


Tomado de Nuestro Pan Diario.  Edición Especial.  RBC Ministries.  USA.  1995.

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