domingo, 29 de mayo de 2011

Oveja resbalosa y heridas sanadas


Cuando vamos a Dios hacemos peticiones; no hacemos exigencias.  Vamos con elevadas esperanzas y un corazón humilde.  Declaramos lo que necesitamos, pero oramos por lo que es justo.  Y si Dios nos da la prisión romana en lugar de la misión en España,
lo aceptamos porque sabemos que "¿acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche?  ¿Se tardará en responderles?" (Lucas 18.7).


 Vamos a Él.  Nos inclinamos delante de Él y confiamos en Él.


La oveja no entiende por qué el aceite repele las moscas.  La oveja no entiende cómo el aceite cura las heridas. En realidad lo único que sabe la oveja es que algo ocurre en la presencia del pastor.  Y eso también es todo lo que necesitamos saber.  "A ti. oh Jehová, levantaré mi alma.  Dios mío, en ti confío" (Salmo 25.2).


Ve.
      Inclínate.
                  Confía.


Vale la pena intentarlo, ¿verdad?


Tomado de Aligere su equipaje: 
despojémonos de las cargas que nunca debimos llevar.  La promesa del Salmo 23, 
de Max Lucado.- Editorial Caribe.  21ª impresión.  USA.  2009.-
  

2 comentarios:

  1. ¡Qué hermosas las promesas del Señor para Su pueblo!
    Nuestro clamor es: "Señor ayúdanos a ir, inclinarnos y confiar", porque Él es quien obra tanto el querer como el hacer.
    ¡Bendiciones a tod@s!

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  2. ¡Hola!
    Sí, Gabriela. Totalmente de acuerdo.
    ¡Salu2 a tod@s!
    "Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros,¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén." Efesios 3.20,21 -NVI-.

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