martes, 5 de julio de 2011

Una invitación...

Esta es una invitación para orar. Claro está que esto no significa que se deba repetir el modelo de oración que se transcribe más abajo; el sentir es que nuestra oración sea tal que conmueva el corazón de Dios para actuar desde Sus planes para con nosotros;
es una declaración de humildad de los hijos hacia el Padre Celestial.  Él es nuestro alfarero; nosotros somos la arcilla que Él trabaja y a la cual da forma.
Y si dejamos que Él tome el control, los resultados no se discutirán; serán, definitivamente, divinos -es decir, con el sello de Dios-.  Interesante, ¿no?


Se podría orar algo así como: "Señor, estoy cansad@ de tratar de vivir la vida en mi propio poder.  Me doy por vencid@, y te entrego mi vida por completo.  Puedes elegir tu plan para mí.  Te doy permiso para que hagas en mí lo que tú quieres.  Voy a esperar en ti para conocer tu dirección."  


Esta oración ha sido extraída de un devocional escrito por Mary Southerlanddel Ministerio Novias en Dios.


"Si ustedes, que son malos, saben dar buenas cosas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan."  
Mateo 7.11 -TLA-.


2 comentarios:

  1. ¡Qué hermosa oración! No solo las palabras, sino el sentir que expresa. Es como llamar a Dios como nuestro... SEÑOR.
    Qué desafío, ¿no?
    Para reflexionar y ...¡actuar!

    ¡Bendiciones a tod@s!

    ResponderEliminar
  2. ¡Precioso tu comentario, Gabriela!

    ¡Bendiciones a tod@s!

    ResponderEliminar

Que tus comentarios...¡edifiquen!